Cristóbal Balenciaga: diseñador, modisto y artista


Balenciaga: vida y obra
Nacido en 1895 en Guetaria, Guipúzcoa, perdió a su padre, pescador de la zona, a los 11 años. Por ello, desde muy pequeño comenzó a ayudar a su madre, costurera de una casa noble, aprendiendo la profesión y enamorándose de la costura y el patronaje.
Desde muy joven encaminó su vida al arte de la moda, mudándose a San Sebastián para formarse en la profesión del modisto. En eso época, la ciudad era el lugar de veraneo favorito de la Reina María Cristina, atrayendo así gran cantidad de familias de buena cuna, que enseguida se fijaron en el don que Cristóbal Balenciaga, diseñador y artista, tenía con la costura. Así fue como accedió al mundo del Haute Couture, creando piezas para las familias más pudientes del país.
Al estallar la Guerra Civil, Balenciaga se exilió a París, dónde siguió creando maravillosas obras de arte y generando amistad con los grandes maestros de la costura. Personalidades que, en numerosas ocasiones, lo declararon como un genio. Por ejemplo, Christian Dior lo bautizó como “el maestro de todos” y lo tildó de ser “el director de orquesta, en la cual el resto de diseñadores somos los músicos”. De la misma manera, Hubert de Givenchy lo consideraba “el arquitecto de la alta costura” y Coco Chanel no dudaba en calificarlo como “el único de nosotros que es un verdadero couturier”.
Un recorrido por los mejores diseños de Cristóbal Balenciaga
El artista y modisto español obtuvo la mayoría de su aprendizaje de su madre. Aunque, sus habilidades llegaron a tal perfección que nunca nadie supo reconocer cómo las podría haber adquirido.
De la misma manera, Cristóbal Balenciaga, diseñador y modisto de gran reconocimiento, creó escuela en el diseño de vestidos de mujer.
De hecho, supo encontrar la perfecta armonía entre la conservación de la anatomía femenina y el auge de la nueva silueta de la mujer. Consiguió así diferenciarse del resto, jugando con el volumen y la arquitectura, solapando los tejidos de formas absolutamente innovadoras en esa época.
Un genio imprescindible en la historia de la moda, y un desconocido en su vida privada. Siempre se mostró reacio a dar entrevistas y se mantuvo en todo momento alejado de la prensa. De hecho, siempre dejó claro que “es más importante el prestigio que la fama. El prestigio queda, la fama es efímera”.
En sus talleres reinaba el silencio y el trabajo meticuloso. De la misma forma, apostaba fuerte por tacones bajos, faldas por debajo de la rodilla y mangas de tres cuartos, dejando clara su firma en cada diseño.
Siempre prefirió la alta costura y el diseño confeccionado a medida, mostrándose reacio a unirse al mundo del prêt-à-porter, y así fue hasta el día en que se retiró y cerró la marca Balenciaga. Se dice que el diseñador se mantuvo siempre fiel a la alta costura y nunca creó prendas prêt-à-porter. Por eso, Cristóbal Balenciaga es considerado el padre de la alta costura.




Un auténtico 'couturier', recordado en todo el mundo
Pese al cierre de la firma en 1968, sus diseños y reconocimiento nunca desaparecieron del mundo de la moda. De esta manera, y tras varios intentos de revivir la firma, finalmente Nicolás Ghesquière supo representar la esencia del maestro y devolvió a la firma a la cumbre de las marcas de lujo.
Hoy en día, afortunadamente tenemos la suerte de poder ver muchas de las obras originales del diseñador en el Museo Cristóbal Balenciaga, ubicado en su pueblo natal, Guetaria. Aunque, muchas de sus obras siguen siendo la pieza central de muchas otras exposiciones por todo el mundo. Todo un conjunto de museos y galerías que, siempre que pueden, no pierden la oportunidad de homenajear al gran maestro de la costura.
De hecho, os recomendamos visitar el Museo del Disseny de Barcelona. Hasta el próximo 3 de octubre podréis disfrutar de una exposición centrada en los sombreros de Balenciaga. En ella se exponen más de ochenta piezas y una decena de conjuntos que definen la autenticidad y gusto del artista. Si os acercáis a verla, entenderéis por completo su manera de trabajar, así como la importancia que tenía este accesorio para distinguirse en el contexto social y cultural de la época. ¡No os la podéis perder!